¿Qué parte es la que no entiendes? ¿Qué parte de lo que te digo es la
que no comprendes? ¿Necesitas que lo diga más claro, más alto, más fuerte? ¡Te
quiero! Te quiero, ¿vale? Sí, te quiero. Te quiero, te quiero, te quiero. Puedo decírtelo en
un montón de idiomas, pero probablemente no lo entenderías y ya el mensaje no
estaría tan claro. Y, ¿sabes qué? Sería una mentirosa y una tonta si te dijese
que no me importa que tú no me quieras. Porque sí que me importa. Pero no puedo
hacer nada. Me rindo. No voy a ser un estorbo. Me retiro de este juego de
romper corazones o seré yo la que salga peor parada. Lo peor es que ya es tarde
y tú lo sabes. Es tarde para pretender guardar las apariencias y hacer como si
todo me importase una mierda, como si no existieses, como si sólo fueses una
cara más a la que saludar por las aceras. Es tarde para recoger los pedacitos
de orgullo que se me han clavado como estacas en la piel, es tarde para ti y
para mí. No te voy a decir que no necesite tus besos, porque sabes que no me gusta
mentir, pero sí te diré que ya no los quiero. Igual que tampoco te pido que me
quieras, he decidido dejar de soñar con cosas imposibles. ¡Me he cansado! Así
que guárdate tu sonrisa encantadora y tus miradas traviesas. Coge tu camino y
nos decimos adiós. Y espero que no nos volvamos a encontrar, porque entonces
confirmaré mi teoría de que al destino le gusta gastar bromas pesadas.
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